Seguramente sea Miguel de Cervantes el autor español del que más se haya escrito, investigado y estudiado. De él se puede decir que se sabe casi todo, pues siempre habrá cosas aún ignoradas, aunque para eso están los investigadores. Sirvan estas líneas para juntar y ordenar las últimas informaciones que han salido a la luz sobre la relación que pudo tener Cervantes con Sanlúcar de Barrameda, así como para recordar los tiempos en los que estuvo por Andalucía y su vida aventurera.
Andanzas por el Mediterráneo
Esta vida aventurera empieza el 15 de septiembre de 1569, en que, por medio de una real provisión, se insta a «que un alguacil vaya a prender a Miguel de Cervantes», entonces a punto de cumplir 22 años de edad, acusado de haber herido en duelo a un tal Antonio de Sigura y condenado a «que, con vergüenza pública, le fuese cortada la mano derecha», así como al destierro «por tiempo de diez años». Antes de que llegara eso, Cervantes huyó y se refugió en Italia, donde se puso al servicio del cardenal Giulio Acquaviva1. En su obra El licenciado Vidriera, el protagonista, Tomás Rodaja, nos guía por los sitios que Cervantes conocería durante los cinco años que pasaría en el país transalpino: Nápoles, Palermo, Milán y la Lombardía, además de sus espléndidas comidas en las hosterías. Fue allí donde tuvo contacto con la cultura renacentista y descubrió a los clásicos, que tanto influirían en sus obras.
El 7 de octubre de 1571, en el golfo griego de Lepanto, se enfrentaron las escuadras turcas del Imperio otomano y la Liga Santa (una coalición de Estados católicos: la República de Venecia, los Estados Pontificios, el Reino de España, la República de Génova, el Ducado de Saboya y la Orden de Malta). Ambos contendientes luchaban por dominar el Mediterráneo. En la galera La Marquesa iba Cervantes2, al que un arcabuzazo le dejó impedido su brazo izquierdo, lesión que, «aunque parece fea, él la tiene por hermosa, por haberla cobrado en la más memorable y alta ocasión que vieron los pasados siglos, ni esperan ver los venideros», según el prólogo de sus Novelas ejemplares3.
Curado de sus heridas, inicia en 1575 su regreso a España a bordo de la galera Sol, pero durante la travesía de Nápoles a Barcelona la embarcación es apresada por los piratas berberiscos, y sus ocupantes llevados a Argel, entonces una gran metrópoli donde convivían gentes de múltiples nacionalidades y condiciones (bereberes, turcos, moriscos, esclavos, negros, comerciantes, aventureros, etc.) a la que nuestro escritor se llega a referir como «puerto universal de corsarios y amparo y refugio de ladrones»4 y hasta «arca de Noé abreviada»5; un lugar donde se hablaba la llamada lingua franca, «que no es morisca, ni castellana, ni de otra nación alguna, sino una mezcla de todas las lenguas, con la cual todos nos entendemos»6. La dura experiencia del cautiverio le dejaría a Cervantes una gran impronta para su obra literaria. Cinco años después de su apresamiento fue liberado tras el pago de 500 escudos de oro7.
Retorno a España: Vida como recaudador de impuestos
El historiador Rafael López del Paso cuenta8 cómo Cervantes, de vuelta en España, se vio obligado a buscar un oficio que le permitiera atender sus necesidades familiares. Esto le hizo ingresar en 1587 en la Administración pública tras un viaje que hizo de Esquivias a Toledo acompañando las reliquias de santa Leocadia para ser veneradas por Felipe II, al que Cervantes mandó solicitudes para ocupar diversos puestos en las Indias, en el Reino de Granada y en Guatemala. Todas esas solicitudes le fueron denegadas, pero sí sería nombrado Comisario Real de Abastos para la Armada Invencible, con la misión de recaudar aceite y cereales para provisionar los galeones que debían atracar en Inglaterra para dar sustento a la Armada; una tarea difícil —dada la resistencia de los maltrechos campesinos y la incompetencia de muchos de sus colaboradores— por la que sufriría numerosas y continuas reclamaciones y procesos judiciales. Recorrió muchas poblaciones de Sevilla, Cádiz, Huelva y Granada bajo la supervisión de Diego de Valdivia, alcalde de la Real Audiencia de Sevilla, gracias a cuya mediación obtuvo dicho cargo al servicio del Comisario General, Antonio de Guevara9.
Juan Titón de Cervantes: ¿Pariente sanluqueño de Miguel?
El 21 de febrero de 1593 en Sevilla, Cristóbal de Barros, proveedor de la Armada, comisionó a Miguel de Cervantes para obtener trigo de varios pueblos sevillanos, a fin de elaborar con él una especie de bizcocho destinado a abastecer los navíos militares10. Al no poder comparecer en todos esos pueblos al mismo tiempo a la hora de cobrar las cosechas reclamadas, Cervantes cedía poderes a otras personas para recoger el suministro en su ausencia. Por eso, el 30 de marzo de ese año otorgaría poder ante notario en Utrera al arriero Juan de Balbuena para recoger las provisiones demandadas al Ayuntamiento, rubricando el documento —conservado en el Archivo Histórico Provincial de Sevilla— con su inconfundible firma11. Y, también por eso, el 28 de noviembre se presentaría un tal Juan Titón de Cervantes ante el Cabildo utrerano con un documento que le identificaba como comisario de Cristóbal de Barros —al igual que Miguel—, para apremiar la entrega pendiente de 296 de las 500 fanegas de trigo acordadas en marzo12.
Pero ¿quién era ese Juan Titón de Cervantes que compartía apellido con Miguel?
El historiador Julio Mayo, archivero municipal de Los Palacios y Villafranca, ha descubierto13 que Juan Titón tenía 37 años cuando llegó a Utrera, y que pertenecía a una familia sanluqueña de origen inglés. Así lo declara el propio Juan pocos años antes, el 6 de julio de 1589, cuando en una petición a la Administración14 explica que tiene 33 años, que es hijo de Hugo, inglés que murió con 80 años en Sanlúcar después de vivir 60 en España —Hugh Tintam sería su nombre original, castellanizándose el apellido a Titón—, y que tanto él como su padre pertenecían a la Inquisición. El historiador estadounidense Albert J. Loomie (1922 – 2002) confirma15 que Hugo, padre de Juan, era un espía inglés que aprovechaba sus viajes a Inglaterra para informar a España, su país de acogida.
Efectivamente, bajo la protección del Privilegio de los Bretones otorgado por el II duque de Medina Sidonia, Enrique de Guzmán16, un siglo antes de aquella declaración de Juan se empezarían a asentar en Sanlúcar —concretamente en la calle Bretones, de ahí el topónimo— varias familias de mercaderes católicos ingleses procedentes de Bristol, quienes a pocos metros levantarían también en 1517 la iglesia y cofradía de san Jorge en suelo cedido igualmente por el duque17.
Y es precisamente en este contexto en el que el escritor, traductor e historiador inglés de la época Richard Hakluyt (ca. 1552 – 1616) relaciona18 a «un tal John Tintam y un tal William Fabian» con Sanlúcar a finales del siglo XV. Hakluyt se refiere al capítulo 34 del libro Vida y hechos del Rey Don Juan Segundo del cronista portugués Garcia de Resende (1470 – 1536), en el que el autor luso relata cómo Juan II de Portugal envió embajadores al rey de Inglaterra —en la década de 1480— para que este se comprometiese a respetar sus posesiones en Guinea, así como a deshacer una flota que entonces estaban formando los ingleses John Tintam y William Fabian para el duque de Medina Sidonia, quien tenía la intención de enviarla al país africano:
Y de aquí, de Montemor [Montemor-o-Velho, Portugal] envió el Rey [Juan II de Portugal] a Eduardo IV de Inglaterra como embajadores a Ruy de Sousa, una muy buena y sabia persona a quien estimaba y en quien depositaba mucha confianza, al doctor Joam d’ Elvas y a Fernam de Pina como secretario. […] Fueron enviados para reafirmar las antiguas alianzas con Inglaterra […]. Y también para mostrar el título que el Rey [Juan II de Portugal] tenía sobre Guinea, de manera que, tras verlo, el Rey de Inglaterra diese la orden en todos sus dominios de no enviar naves a Guinea, así como de disolver una flota que un tal John Tintam y un tal William Fabian estaban reuniendo para el duque de Medina Sidonia con el propósito de ir a Guinea.
Por tanto, podemos deducir que el mercader John Tintam tendría su primer contacto con Sanlúcar de la mano del II duque de Medina Sidonia, Enrique de Guzmán, para quien trabajó al menos ya desde la década de 1480, terminando por asentarse en la colonia inglesa sanluqueña con su hijo de 20 años, Hugh. Y aquí, Hugh (Hugo), también comerciante y espía al servicio de la Corona española, tendría a su hijo Juan Titón en torno a 1556 con una mujer apellidada «de Cervantes», si bien es sabido que los Titón acabarían formando parte de la rica colonia inglesa de Sevilla, al amparo del comercio con América, otorgándosele también carta de vecindad en la capital hispalense desde al menos 156519.
Para Julio Mayo, aunque en aquella época había bastantes más Cervantes en Sevilla, no era casualidad que concretamente este Juan, de Sanlúcar, compartiese apellido con Miguel. El hecho de que ambos coincidieran en el mismo trabajo como recaudadores, en la misma zona, con el mismo jefe y durante los mismos años le hace afirmar que estos dos Cervantes tenían algún vínculo familiar, y sugiere que quizás Miguel —con 46 años y veterano comisario de provisiones de la flota militar desde 1587— colocaría a su primo Juan, de 3720.
Probablemente, Miguel de Cervantes debió de tener relaciones con sus parientes ingleses desde su juventud, pues su padre, Rodrigo, se instaló en Sevilla en la misma época que Hugo Titón, concretamente en 1564. Incluso es posible que fuese Hugo el mercader intermediario que socorrió al escritor durante su presidio en Argel, de ahí la necesidad de Leonor, madre de Miguel, de conseguir la licencia de comercio con Argel —para asegurar la supervivencia de su hijo mientras estaba cautivo—, licencia que le concedió Felipe II en 1578 (un privilegio que ninguna otra familia obtuvo en esa época para el rescate de sus hijos presos en Argel)21.
De Juan Titón de Cervantes se conserva un último documento fechado el 16 de diciembre de 1596: un memorial dirigido al Rey22, tras el ataque inglés a la ciudad de Cádiz en julio de aquel año, en el que se ofrece para vengar la conquista y pillaje de la capital gaditana, proponiendo asestar un mortal atentado a la Armada inglesa durante el mes de concentración de los navíos ingleses en el puerto de Plymouth:
Y visto el atrevimiento que el enemigo tuvo en la ciudad de Cádiz, y lo que ultrajó a nuestra Iglesia católica […] me ofrezco a servir a Vuestra Majestad de manera que los luteranos ingleses reciban notable daño […]. En la ocasión que quiero servir a Vuestra Majestad, es quemar gran parte de la Armada inglesa en el puerto de Plymouth, que es el puerto donde recogen y aprestan los ingleses la mayor parte de su Armada.
La crítica de Miguel de Cervantes al VII duque de Medina Sidonia
Precisamente nuestro escritor alude a los sucesos arriba mencionados en su soneto A la entrada del Duque de Medina en Cádiz, donde critica al VII duque de Medina Sidonia, Alonso Pérez de Guzmán —quien, como capitán general de Andalucía y las costas del Océano, debía proteger la ciudad de Cádiz de la ofensiva inglesa—, por llegar cuando ya los ingleses se habían marchado; una tardanza atribuida a la manifiesta cobardía de soldados y jefes, que es de lo que se burla Cervantes, calificando irónicamente de «triunfal» la entrada del Duque en la ciudad (el profesor Carlos Mata Induráin, de la Universidad de Navarra, tiene un minucioso análisis y comentario de este soneto)23:
Vimos en julio otra Semana Santa
atestada de ciertas cofradías
que los soldados llaman compañías,
de quien el vulgo, y no el inglés, se espanta.
Hubo de plumas muchedumbre tanta
que, en menos de catorce o quince días,
volaron sus pigmeos y golías,
y cayó su edificio por la planta.
Bramó el becerro, y púsoles en sarta,
tronó la tierra, escurecióse el cielo,
amenazando una total ruina;
y, al cabo, en Cádiz, con mesura harta,
ido ya el conde, sin ningún recelo,
triunfando entró el gran duque de Medina.
Su amistad con el poeta sanluqueño Pedro de Morales
Pero otro vínculo personal uniría a Miguel de Cervantes con nuestra ciudad: su estrecha relación con el insigne poeta local Pedro de Morales, que se contó entre los cómicos más aplaudidos de su época y cuyas producciones merecieron elogios24, hermano menor del célebre actor Alonso de Morales, llamado el Divino25. Dos veces habló Cervantes de Pedro para manifestar su gratitud por la generosidad con la que este le socorría en sus necesidades. En Viaje del Parnaso le alaba en estos términos:
Éste que de las musas es recreo,
La gracia, y el donaire y la cordura,
Que de la discreción lleva el trofeo:
Es Pedro de Morales, propia hechura
del gusto cortesano, y es asilo
Adonde se repara mi ventura.
Y, describiendo su despedida de varios poetas, dice:
El pecho, el alma, el corazón, la mano
Di a Pedro de Morales, y un abrazo,
Y alegre recibí a Justiniano.
Miguel de Cervantes en Sanlúcar de Barrameda
En esta época —finales del siglo XVI— Sanlúcar ya elaboraba buen vino. Hay constancia de que entre 1583 y 1590 exportó 5.600 arrobas a los territorios americanos de Nueva España, Tierra Firme y Antillas, acaparando Cervantes parte de la producción sanluqueña para el abastecimiento de las bodegas de los galeones de la Armada Invencible26.
Es evidente, pues, que Miguel conoció Sanlúcar, ya fuese a través de su pariente Juan Titón, de su íntimo amigo Pedro de Morales, o debido a su actividad como recaudador de impuestos, y hasta llega a citarla dos veces en su mayor obra, El Quijote:
- En el capítulo II sugiere que uno de los personajes de la novela —el ventero, al que el protagonista confunde como alcaide de una fortaleza— es sanluqueño, pues lo define como «andaluz y de los de la playa de Sanlúcar, no menos ladrón que Caco ni menos maleante que estudiantado paje».
- Y en el capítulo III vuelve a mencionar Sanlúcar cuando el ventero habla de las diversas partes que en su mocedad recorrió buscando aventuras: «[…] los Percheles de Málaga, Islas de Riarán, Azoguejo de Segovia, la Olivera de Valencia, Rondilla de Granada, playa de Sanlúcar, Potro de Córdoba y las Ventillas de Toledo y otras diversas partes, donde había ejercitado la ligereza de sus pies, sutileza de sus manos, haciendo muchos tuertos, recuestando muchas viudas, deshaciendo algunas doncellas y engañando a algunos pupilos y, finalmente, dándose a conocer por cuantas audiencias y tribunales hay casi en toda España».
Homenaje de Sanlúcar a Miguel de Cervantes
El Cabildo municipal sanluqueño, presidido por el alcalde Joaquín Díaz Márquez, decidió ponerle calle a Cervantes en el pleno celebrado el 5 de julio de 1912. Se encuentra entre las calles Ancha y Regina, y a medio camino entre las mencionadas calle Bretones e iglesia de san Jorge donde los ingleses que llegaron entre finales del siglo XV y principios del XVI —entre ellos, los Titón— desarrollarían sus vidas y negocios; una estrecha calle que ha tenido varios nombres a lo largo de su historia: callejuela del Moro, calle del Molinillo del yeso —por un molino que existió en el lugar—, Arquillo de Regina, Lope de Vieira —regidor del Cabildo sanluqueño en 1584— y Callejuela de Rangel —por el farmacéutico Marcos Rangel, que tuvo allí su farmacia—27.
Esperamos que, después de tantas denominaciones, esta modesta calle siga conservando el nombre de Cervantes, al estar situada donde antaño se encontraba la ribera de aquella playa llena de pícaros que el manco de Lepanto mencionaría hasta en dos ocasiones en la obra más universal de la literatura española.
Notas
- Instituto Nacional de Estadística, (2016). El periplo italiano de Cervantes (1569-1575). En Tras los pasos de Cervantes en clave estadística (p. 8). Madrid, España: Autor. ↩︎
- Instituto Nacional de Estadística, (2016). Soldado en Lepanto (1571). En Tras los pasos de Cervantes en clave estadística (p. 9). Madrid, España: Autor. ↩︎
- CERVANTES (de), M., (1983). Novelas ejemplares. Madrid, España: Espasa-Calpe. ↩︎
- CERVANTES (de), M., (1917). Los trabajos de Persiles y Sigismunda. Madrid, España: Fotograbados de Laporta. ↩︎
- CERVANTES (de), M., (1983). Los baños de Argel. Madrid, España: Taurus. ↩︎
- CERVANTES (de), M., (1983). Don Quijote de la Mancha. Barcelona, España: Orbis. ↩︎
- Instituto Nacional de Estadística, (2016). El cautivo de Argel (1575-1580). En Tras los pasos de Cervantes en clave estadística (p. 10). Madrid, España: Autor. ↩︎
- LÓPEZ, R., (2016). Cervantes, el recaudador de impuestos: su periplo por Andalucía. eXtoikos. Número especial (Cervantes y su época: el contexto socioeconómico), pp. 47-48. ↩︎
- GONZÁLVEZ, J. L. (24 de febrero de 2016). Cervantes en el Condado de Niebla. A propósito de un aniversario casi olvidado. Huelva buenas noticias. Recuperado de https://huelvabuenasnoticias.com. ↩︎
- MAYO, J. (6 de marzo de 2016). Aparecen documentos inéditos de la visita de Cervantes a Utrera en 1593. Utrera Digital. Recuperado de http://www.utreradigital.com. ↩︎
- Archivo Histórico Provincial de Sevilla (AHPSe), Sig.: 21.404 p., oficio 8 (escribanía de Martín Hernández Santiago), año 1593, fol. 239 vto. ↩︎
- Archivo Municipal de Utrera (AMU), Sección I (Gobierno), Serie: Actas capitulares, libro 34 (1591-1594), fol. 475. ↩︎
- MAYO, J. (6 de marzo de 2016). Aparecen documentos inéditos de la visita de Cervantes a Utrera en 1593. Utrera Digital. Recuperado de http://www.utreradigital.com. ↩︎
- Archivo General de Simancas (AGS), E. 2.851. ↩︎
- En su estudio sobre Thomas James, cónsul inglés de Andalucía entre 1556 y 1613. ↩︎
- CRUZ (de la), N., (1813). Viaje de España, Francia e Italia, tomo 14, capítulo 2. Cádiz, España: Imprenta de Manuel Bosch. ↩︎
- VELÁZQUEZ-GAZTELU, J. P., (1995). Fundaciones de todas las iglesias, conventos y ermitas de la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Sanlúcar de Barrameda. Año de 1758. Sanlúcar de Barrameda, España: Asociación Sanluqueña de Encuentros con la Historia y el Arte ↩︎
- En su obra The Principal Navigations, Voyages, Traffiques and Discoveries of the English Nation, Made by Sea or Overland… at Any Time Within the Compasse of these 1500-1600 Yeeres. ↩︎
- DÁVILA, A. (2016). Juan Titón de Cervantes. En SOLA, E. (Ed.), Archivo de la Frontera (12 de mayo de 2016). Alcalá de Henares, España: Editor. ↩︎
- CAMPO (del), E. (24 de abril de 2016). Los Titón y los Herver: La familia inglesa de Cervantes. El Mundo. Recuperado de https://www.elmundo.es. ↩︎
- DÁVILA, A. (2016). Juan Titón de Cervantes. En SOLA, E. (Ed.), Archivo de la Frontera (12 de mayo de 2016). Alcalá de Henares, España: Editor. ↩︎
- Archivo General de Simancas (AGS), Sección: Guerra y Marina, leg. 462, doc. 48. ↩︎
- MATA, C. (1998). El soneto de Cervantes A la entrada del Duque de Medina en Cádiz. Análisis y anotación filológica. En RUIZ, P. (Ed.), Coloquio Internacional Cervantes en Andalucía. Estepa, España: Iltmo. Ayuntamiento de Estepa, pp. 143-163. ↩︎
- Editorial Ramón Sopena S. A., (1966). Enciclopedia Universal Sopena, tomo 6 [versión papel]. Barcelona, España: Gráficas Ramón Sopena S. A. ↩︎
- BARRERA (de la), C. A., (1860). Catálogo bibliográfico y biográfico del teatro antiguo español desde sus orígenes hasta mediados del siglo XVIII. Madrid, España: Tamesis Books Limited London. ↩︎
- Instituto Nacional de Estadística, (2016). Andalucía: al servicio de la Real Hacienda (1587-1594). En Tras los pasos de Cervantes en clave estadística (p. 13). Madrid, España: Autor. ↩︎
- CLIMENT, N., (2003). Calles y plazas de Sanlúcar de Barrameda. Recorrido Histórico. Sanlúcar de Barrameda, España: Asociación Sanluqueña de Encuentros con la Historia y el Arte. ↩︎